Seguimos indagando en nuestras raices para que conozcas la verdad y finalmente después de recorrer un largo camino por una tierra extraña que no te pertenece, puedas volver a esa tierra que un día el Señor te prometio...
Continuando con esta serie de estudios, que comenzamos con el mensaje que hemos denominado “Las ovejas perdidas de la casa de Israel”, y donde hemos comenzado a descubrir las verdades en la palabra de Dios, y donde además hemos planteado la pregunta que formularon los discípulos al Mesías, texto que encontramos en el Libro de los Hechos de los apóstoles, capítulo 1 versículo 6 y 7, y que dice: Señor ¿Restaurarás el reino a Israel en este tiempo?
Aún queda por responder tan importante interrogante, seguiremos develando las escrituras y sumergiéndonos en su hermosura, acompáñanos en este mensaje de hoy…
“Y ahora, por la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres soy llamado a juicio; promesa cuyo cumplimiento esperan que han de alcanzar nuestras doce tribus, sirviendo constantemente a Dios de día y de noche. Por esta esperanza, oh rey Agripa, soy acusado por los judíos. ¡Qué! ¿Se juzga entre vosotros cosa increíble que Dios resucite a los muertos?” (Hechos 26:6-8)
lo que vamos a compartir no es una nueva revelación, es algo que siempre ha estado en las escrituras, sin embargo es una verdad, que por algún motivo ha permanecido oculta, o quizás a alguien le ha interesado que así permanezca, podemos decir en esta época que el tiempo de la restauración de todas las cosas ha comenzado…
La comprensión de esta palabra nos va a abrir un campo inimaginable, que vendrá a renovar nuestro modo de pensar y la manera como vemos la palabra de Dios y el evangelio.
Leemos en el libro de los hechos lo siguiente:
“a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo”. (Hechos 3:21)
Cual fue la pregunta que le hicieron los apóstoles al Señor, que ya citamos al inicio de este mensaje:
“Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad” (Hechos 1:6-7)
En aquel momento aún no era el tiempo, pero ya se ha acercado el tiempo de la restauración de todas las cosas, el evangelio de Mateo dice:
“Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo”. (Mateo 13:44)
El reino de los cielos es como un tesoro que fue hallado, sin embargo nuevamente es escondido, veamos si podemos descubrir este tesoro…
Vamos al libro de Génesis capítulo 17
“Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti”. (Génesis 17:1-7)
Es esta la promesa del Señor que multiplicaría en gran manera a Abraham, y naciones y reyes saldrían de él.
Ahora vamos a leer Génesis 48:1-22
La bendición de Jacob paso a los hijos de José a Manasés y a Efraín, pero fue a este último, a Efraín, el menor de todos, a quien Jacob dio la promesa dada por Dios a Abraham y a su descendencia sobre la cual se formarían multitud de naciones.
Leamos ahora Génesis 49 a partir del versículo 6:
“Judá, te alabarán tus hermanos; Tu mano en la cerviz de tus enemigos;
Los hijos de tu padre se inclinarán a ti. Cachorro de león, Judá;
De la presa subiste, hijo mío. Se encorvó, se echó como león, Así como león viejo: ¿quién lo despertará? No será quitado el cetro de Judá, Ni el legislador de entre sus pies, Hasta que venga Siloh; Y a él se congregarán los pueblos. Atando a la vid su pollino, Y a la cepa el hijo de su asna,
Lavó en el vino su vestido, Y en la sangre de uvas su manto. Sus ojos, rojos del vino,
Y sus dientes blancos de la leche”. (Génesis 49:8-12)
Judá tiene algunas características, se encorvó, se echó como león, se agazapó en espera de algo, de él vendría el Rey y a él se congregarían los pueblos, y ataría a la vid su pollino.
Según estos relatos queda claro que de Judá vendría el Rey y de Efraín la multiplicidad física, la multitud de naciones.
NACIONES, es la palabra hebrea GOI, que significa nación extranjera, gente y gentil.
La palabra PUEBLO es la palabra hebrea AM, gente, nación como una unidad congregada, como una tribu, como las tribus de Israel.
Al rey se congregarán los pueblos, pero vemos que vendrán al Mesías de la forma en que se congregó Israel, tal como se refiere la palabra AM, como una unidad congregada, como las tribus de Israel.
Es decir cuando las naciones que eran gentiles, se congreguen como un solo pueblo ante su Dios.
Según lo que nos dice el relato de Génesis 49, estas naciones se congregarán en Judá, es decir, Efraín, que en principio son estas naciones extranjeras serán atraído a Judá, por ahora quedémonos con esta idea, luego se irá aclarando el panorama.
Jacob bendice a sus hijos y de ellos salen las 12 tribus de Israel, que alcanzan su apogeo con David y Salomón, sin embargo después de esto, el reino se rompe, y el profeta Ahías rompe un Talit (Un manto) en 12 pedazos, según el relato de 1º reyes 11:29, quedando 2 para Roboam, que se convirtió en la Casa de Judá o el Reino del Sur y 10 para Jeroboam, convirtiéndose en la Casa de Israel o el Reino del Norte, que también se conoció como la Casa de Efraín, pues Jeroboam era descendiente de Efraín, y Efraín paso a ser el primogénito de Jacob (1 reyes 11:26-39, Jeremías 31:9), y a partir de ese momento tenemos esa contienda, entre las dos casas, entre Judá y Efraín.
Ya conocemos la historia, Israel hizo lo malo delante del Señor, y Jeroboam les enseño a adorar a los ídolos y se alejó completamente del culto original, a través de los profetas el Señor advirtió a Israel pero este no quiso arrepentirse, vino Asiria y se llevo cautivo a todo el pueblo, perdiéndose en medio de las naciones donde fueron dispersados.
El castigo de Dios a la Casa de Israel (Efraín), podemos leerlo en el libro de 2 Reyes 17:7-23, y a través de todo el libro del profeta Oseas, entre otros libros.
La identidad hebrea de Israel es extirpada, e Israel o Efraín queda fuera del pacto convirtiéndose en gentiles, es decir se convirtieron en GOIM (que es plural de GOI)
El profeta Oseas dice: “Hare cesar todo su gozo, sus fiestas, sus lunas nuevas y sus días de reposo, y todas sus festividades” (Oseas 2:11)
Toda la identidad hebrea de Efraín se pierde, no volverían a celebrar sus festividades, no volverían a guardar los días de reposo, no volverían a guardar su ley, por el contrario, absorberían todas las costumbres paganas, y seguirían a otros dioses, olvidándose de su Dios.
El profeta Ezequiel señala la palabra de Elohim:
“Mas los hijos se rebelaron contra mí; no anduvieron en mis estatutos, ni guardaron mis decretos para ponerlos por obra, por los cuales el hombre que los cumpliere vivirá; profanaron mis días de reposo. Dije entonces que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en el desierto. Mas retraje mi mano a causa de mi nombre, para que no se infamase a la vista de las naciones ante cuyos ojos los había sacado. También les alcé yo mi mano en el desierto, jurando que los esparciría entre las naciones, y que los dispersaría por las tierras, porque no pusieron por obra mis decretos, sino que desecharon mis estatutos y profanaron mis días de reposo, y tras los ídolos de sus padres se les fueron los ojos. Por eso yo también les di estatutos que no eran buenos, y decretos por los cuales no podrían vivir. (Ezequiel 20:21-25)
Israel se rehusó a seguir los mandamientos de Dios, y el Señor les entregó decretos por los cuales no podrían vivir, decretos que eran buenos.
La profecía de Oseas es una de las más importantes y él describe todo lo que le acontecería a Efraín:
Oseas 5:3-14; 6:4-10; 7:1-11….
Efraín se mezcló entre las naciones, por todas las naciones y se perdió en medio de ellas, se olvidó de sus raíces, se olvidó de quien era y siguió el camino de las naciones.
En el primer mensaje de esta serie vimos claramente que el Mesías vino a buscar ¿a quién?
A LAS OVEJAS PERDIDAS DE LA CASA DE ISRAEL (Mateo 10:6; 15:24)
El Señor muestra el destino de la Casa de Israel al profeta Ezequiel y su futura restauración,
veamos Ezequiel Capítulo 37:1-14
La escritura es clara, y el Señor cumple su promesa, ese pueblo que se había perdido, ese pueblo que estaba muerto el Señor lo resucitaría y los haría volver a la vida, a su hijo a Israel, aquel quienes no serían más su pueblo, sin embargo en mismo lugar donde les fue dicho aquello, vosotros no sois mi pueblo, les será dicho pueblo mío y ellos dirán al Señor, mi Dios.
Continua la escritura, Ezequiel 37:15-28
El Señor traerá a Israel de todas las naciones donde fueron esparcidos, y los volverá a juntar con Judá en su mano, el Mesías vino con una misión muy clara que fue la de buscar a las ovejas perdidas de la Casa de Israel, para traerlos de vuelta al redil, Veamos un pasaje en el evangelio de Juan que dice:
“Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación; y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos. Así que, desde aquel día acordaron matarle. Por tanto, Jesús ya no andaba abiertamente entre los judíos, sino que se alejó de allí a la región contigua al desierto, a una ciudad llamada Efraín; y se quedó allí con sus discípulos”. (Juan 11: 49-54)
El Mesías debía morir por la nación, y no solamente por la nación, sino para congregar en un solo pueblo también a los hijos de Dios que estaban dispersos, es decir para congregar a Judá y para congregar a Efraín en medio de las naciones. Bajo esta perspectiva vamos a leer el evangelio de Lucas capítulo 15 a partir del versículo 11, la parábola del hijo pródigo que el Señor enseña, podemos decir que es el resumen de lo que las escrituras nos han enseñado, son estos dos pueblo de los cuales el Señor hará uno:
Lucas 15:11-32
El Hijo Prodigo se fue, tomo la herencia, y la malgastó, perdió todo, perdió su identidad, sus tesoros, se fue a los cerdos, comió con ellos, Efraín perdió toda la revelación que el Señor les entrego a través e la Torah, en su lugar siguió a los ídolos que Jeroboam le enseño.
Pablo cuando les habla a los romanos es porque es el cumplimiento de la profecía que el Señor dio a través del profeta Oseas.
Romanos 9:14:33
El profeta Oseas nos dice que YHVH traerá a Efraín al desierto y ahí le hablará de amor, el Señor hará un pueblo con quienes están dispersos, en un pasaje del evangelio de Juan (Juan 4:40), los samaritanos, que es el lugar de origen de Efraín, le pidieron a Yeshua que se quedara con ellos, y este se quedo ahí dos días, el profeta Oseas dice, refiriéndose a Efraín, “Nos dará vida después de dos días, al tercer día nos resucitara, y viviremos delante de Él” (Oseas 6:2). Nos resucitara después de dos días, esa es la profecía de Ezequiel 37, el valle de los huesos secos.
Efraín se juntará con Judá, no al revés, el Señor los trae a Judá de donde proviene el Rey, Judá nunca se apartó de casa, hay quienes pretenden convertir a los judíos al cristianismo, nada más alejado de la realidad, ellos siempre han estado con el padre.
Ezequiel dice “Ellos me serán por pueblo que es también lo dicho por Oseas en el capitulo 1, y mi siervo David será sobre ellos, para que se cumpla la palabra dicha por Jacob sobre la descendencia de Judá (Génesis 49:10)
Pablo dice en su carta a los romanos “ a los que antes conoció, también los predestinó” (Romanos 8:29), ¿a quien conoció?, pues a su pueblo Israel y los predestinó, que es el cumplimiento de lo dicho por el profeta Oseas en su capítulo 1, donde fue dicho “vosotros no sois mi pueblo, ahí será dicho vosotros sois mi pueblo, ahí el Señor los predestino y volverían a ser su pueblo, el mesías vino a salvar a ese pueblo que se había perdido, y sus discípulos lo entendieron, por eso le preguntan en Hechos 1:6 ¿Restaurarás el reino a Israel en este Tiempo?
El león de la tribu de Judá se agazapa por un tiempo, según lo dicho en Génesis 49:9, en espera del cumplimiento de los tiempos, entonces hará su aparición y todos sabrán y conocerán que el tiempo ha llegado. Balaam en vez de maldecir a Israel lo bendice y cita este pasaje también (Números 24:9) el león se agazapa quien lo despertará… después de dos días nos resucitará.
Notemos un detalle importante, ¿A quienes dirigen sus cartas los discipulos? veamos:
Santiago 1:1 a las doce tribus en la dispersión
1 Pedro 1:1 a los expatriados de la dispersión, a los expatriados, a los sin patria, a los sin nacionalidad.
El apóstol Pablo enmedio esta verdad y dedico su vida a buscar a las ovejas perdidas de Israel, nunca estuvo en su mente crear una nueva religión llamada cristianismo, el fue a buscar a los que estaban en la dispersión, el nunca buscó tampoco destruir el judaísmo, sino el fue a cumplir la palabra de Dios para que Efraín se juntara con Judá.
Con este contexto claro, según lo que las escrituras nos enseñan, vamos a leer Efesios capítulo 2, pensando en todo esto que hemos hablado, es Pablo hablando a Lo Ammi, a lo Ruhamma, de las que nos habló el profeta Oseas:
Efesios 2
2:1 Efraín estaba muerto (Ezequiel 37, los huesos secos), siguiendo las corrientes de este mundo, las enseñanzas de Jeroboam, de Grecia, de Roma.
2:2 Desobediencia de que? pues de la Torah, según lo dicho en Deuteronomio 29
2:4 Jeremías 31:3 con amor eterno te he amado, por lo tanto te prolongue mi misericordia.
2:8 No me escogiste vosotros, yo os escogí a vosotros (Juan 15:16)
2:11 Los gentiles, Efraín quedo fuera del pacto, ya no se circuncidaban, la circuncisión era lo que determinaba si alguien era del pacto o no.
Estábamos alejados de la cuidadanía de Israel.
2:14 de ambos pueblo hizo uno, de Judá e Israel.
Israel se esparció por el mundo, olvidó su origen, murió, se volvieron gentiles. Los obligaron a ser católicos, evangélicos, Ateos, Agnósticos, el hijo pródigo se llevo su herencia y la perdió, vivió con los cerdos, los obligaron a renegar de Israel, de los estatutos de Dios, de su Torah, y un día volvió sin nada, la había perdido todo, y el padre lo recibió con los brazos abiertos.
JEREMÍAS 31: 16-20
El apóstol Pablo entendió perfectamente todas las palabras de os profetas, todo lo que los profetas hablaron, y salió a buscar a ese hijo pródigo, a esas ovejas perdidas, y cundo Pablo estaba en Damasco, el relato nos dice:
“Y le dijo el Señor: Ve, porque instrumento escogido me es este, para que lleve mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los Hijos de Israel (Hechos 9:15)
Y después que Pablo recorrió el mundo de la época, llevando el mensaje que le fue encomendado, es enjuiciado por los judíos y dice en su defensa:
“Y ahora, por la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres soy llamado a juicio;
promesa cuyo cumplimiento esperan que han de alcanzar nuestras doce tribus, sirviendo constantemente a Dios de día y de noche. Por esta esperanza, oh rey Agripa, soy acusado por los judíos. ¡Qué! ¿Se juzga entre vosotros cosa increíble que Dios resucite a los muertos? (Hechos 26:6-8)
El profeta Malaquías nos habla del restablecimiento de Israel en los últimos tiempos, y de la vuelta a nuestros orígenes, a nuestras raíces, a esas raíces que olvidamos, pero el Señor se encargará de volver nuestro corazón hacia los padres, hacia Abraham, hacia Isaac, Hacia Jacob.
MALAQUIAS 4:1-6
Muchos de nosotros fuimos bautizados católicos, nos hicimos cristianos evangélicos, pero es hora de volver a nuestras raíces, esas que habíamos perdido.
Si te fijas Abraham fue gentil y vivió como tal hasta que entró en el pacto.
Moisés vivió como egipcio, pero esas no eran sus raíces, después, después que pasó por el desierto conoció al Señor (Oseas 2:14).
Efraín y Manasés, nacieron en Egipto, vivieron como tales, no sabían de sus raíces hasta que Jacob los adoptó como sus hijos, y supieron que eran hebreos.
Seguiremos indagando en nuestras raíces, para que conozcas la verdad y finalmente después de recorrer un largo camino, por una tierra extraña que no te pertenece, puedas volver a esa tierra que el Señor un día te prometió, y te esta esperando con los brazos abiertos, y te pondrá un anillo, calzado, y ropas nuevas…
Que la bendición de Adonai este sobre ti…