I PARTE
El gran error que cometen las
iglesias cristianas protestantes, que es heredera del catolicismo romano, es
que centran sus creencias en lo que se aceptó como válido en el Concilio de Nicea,
como lo vimos en el capítulo anterior, y es ahí donde se equivocan, el
cristianismo defiende aquella postura por sobre otras que estaban en disputa en
aquel tiempo como el arrianismo, el ebionismo, nestorianismo, miafisismo, y una
gran cantidad de posiciones que surgen en los primeros siglos de nuestra era,
pero todas ellas estaban muy lejos de la fe original. De lo que ellos se
olvidan es de la visión hebrea, de la que no se han interesado en conocer y estudiar,
cayendo en errores importantes en cuanto a su doctrina, las que vienen, como lo
hemos estudiado, principalmente desde el paganismo. Este enfoque marca una
diferencia importante con la mirada hebrea del Mesías, lamentablemente esta
visión ha quedado vedada en el mundo occidental que ha seguido las enseñanzas
del cristianismo católico heredero del paganismo antiguo, muchas
características que son vitales para comprender lo que las escrituras nos
enseñan de nuestro salvador, han sido negadas y reemplazadas por una imagen que
el mundo pagano adoptó y lo incorporó a su creencia y del cual todos nos hemos hecho
parte privándonos de un gran entendimiento respecto de lo que las escrituras
nos enseñan. Es verdad, existen dos Mesías distintos Yeshúa y Jesús, ya hemos
explicado de donde proviene la imagen de este último, ahora aboquémonos a
conocer al primero.
Para comprender de buena manera
esta idea, como siempre debemos ir a las escrituras que es quien ilumina
nuestro camino, en ellas encontramos conceptos que nos acercan a la idea de la
persona de Yeshúa, que es como lo llamaremos a partir de ahora. Las escrituras nos
hablan en todo momento de él, desde el principio en Génesis en el primer
versículo, “En el principio creo Dios los cielos y la tierra”, en hebreo esta
frase se escribe como sigue:
Bereshit B’ra Elohim et Hashamayin ve’et ha’arets
Esta sola frase nos da mucho
material de estudio, pero en esta oportunidad nos centraremos en la cuarta palabra
de esta frase, como decíamos desde el principio se nos habla del Mesías, en este
caso lo encontramos en dos letras Aleph
y Tav en hebreo “et”, es
decir el alfa y el Omega según su traducción griega, o más claro en nuestro
idioma el Principio y el Fin, estas dos letras hebreas se refieren a quien es
el tema central de las escrituras, el Mesías. Aleph, tiene por significado
Cabeza o Jefe, y Tav, significa Pacto, Señal o Sello, por lo que la unión de
estas dos letras viene a significar “Cabeza del Pacto”, del pacto que YHVH va a
establecer entre Él y los hombres, Yeshúa va a ser ese intermediario entre el
pacto, ese pacto descansa en quien es el Alfa y el Omega. Esta expresión
aparece en el Antiguo Testamento, que lo llamaremos por su nombre correcto
Tanaj, más de 600 veces, entre las que podemos citar:
“Profeta les levantaré de en
medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablara todo lo que yo le
mandare. Más a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta”. (Deuteronomio
18:18-19).
“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y
sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios
y abatido. Más él herido fue
por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz
fue sobre él, y por su llaga
fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual
se apartó por su camino; más YHVH cargó en él
el pecado de todos nosotros”. (Isaías 53:4-6)
“Y derramaré sobre la casa de
David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y
mirarán a mí, a quien
traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él
como quien se aflige por el primogénito” (Zacarías 12:10)
Estos son solo algunos ejemplos
que encontramos en estos pasajes que nos hablan del Alfa y el Omega, donde
nuestro Mesías está intrínseco en los pasajes, y que después que se revelaría
al mundo lo va a decir explícitamente, Yo soy el Alfa y la Omega, principio y
fin, dice el Señor (Apocalipsis 1:8) y más adelante dice: “Yo soy el Alfa y la
Omega, el primero y el último”.
YHVH creo todo lo que existe por
el poder de su palabra, como bien lo señala el Salmo 33:6 “Por la palabra de
YHVH fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su
boca”, en su palabra esta la obra creadora, en su palabra esta la vida, su
palabra alumbra nuestros caminos y disipa la oscuridad, a través de su Palabra
o Logos fueron hechas todas las cosas, como lo señala el apóstol Pablo en su carta a los colosenses (1:16-17), o
como lo señala el apóstol Juan en el comienzo de su evangelio:
“En el principio era el verbo
(Logos). Y el verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio
con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido
hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La
luz de las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella”
(Juan 1:1-5).
Juan nos habla de un misterio que
estuvo oculto a la luz de los hombres, pero que para este periodo ha sido
revelado, el Mesías que viene del propio seno del Padre, “… el misterio que había
estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a
sus santos. A ellos, Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este
misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, esperanza de gloria”
(Colosenses 1:26-27).
La doctrina que se ha extendido
en el cristianismo por toda la influencia que ya expusimos en el capítulo
anterior de este estudio, ha llevado a que la llamada iglesia haya impuesto el
dogma de la divinidad de Jesús, apoyado en ciertos versículos como el de Juan
1:1 o el de Tito 2:13, lo cierto es que el propio Mesías tuvo todo el cuidado
de señalar de que él era el Hijo de Dios, aunque si señaló que estuvo con él
desde el principio, lo que las escrituras apoyan ampliamente, el salmo 2 que
señala al Mesías nos dice “Mi hijo eres tú, yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y
como posesión tuya los confines de la tierra”. (Salmo 2:7-8).
Existen versículos que parecieran
confundirnos por un lado dicen una cosa, y luego leemos otros que parecieran
contradecirlos, para comprenderlos es necesario leerlos en su contexto, el
Salmo 2 nos dice que fue engendrado, veamos qué significa eso. En este
versículo tenemos la palabra hebrea Yalad,
cuyo significado es concebir, crear, alumbramiento, parir o nacer; este mismo
texto lo encontramos nuevamente en el libro de los Hechos 13:33 “Mi hijo eres
tú, yo te engendré hoy”, esta
vez está escrito en griego, y aquí encontramos la palabra Gennáo cuyo significado es procrear, dar a luz, nacer, concebir,
esta última palabra la encontramos en otros pasajes como el de la genealogía
del libro de Mateo “Abraham engendró
a Isaac… Judá engendró de Tamar a
Fares y a Zara…” o el pasaje de 1 Juan 5:1 donde se señala “ Todo aquel que
cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él”
El Mesías había sido un misterio,
como nos señala Pablo, y es verdad que comprender toda la dimensión de su
persona, escapa por mucho a un simple análisis que podamos realizar los
hombres, y aún quedan cosas que serán reveladas en su momento para nuestro
entendimiento, por ahora debemos ir a lo que nuestro entendimiento nos permite
de acuerdo a lo que nos ha sido revelado a través de las escrituras. En esta
revelación se nos ha enseñado que él ha sido engendrado y nos señala además que
él es el primogénito, es
decir el prototókos que a su
vez viene de proto tekos que significa el primer nacido, con esto no estamos
dándole algún significado especial, ni dando algún tipo de interpretación,
vamos exclusivamente a lo que las propias escrituras nos señalan, de esta
manera encontramos esta palabra en el evangelio de Mateo que nos dice: “Pero no
la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito;
y le puso por nombre Jesús” (Mateo 1:25), en el libro de Lucas, “Y dio a luz a
su hijo primogénito, y lo
envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para
ellos en el mesón” (Lucas 2:7), la misma palabra la encontramos en la carta a
los colosenses, “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación” (Colosenses 1:15), o en el
libro de Apocalipsis, “y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la
tierra” (1:5), en todos estos versículos encontramos la misma palabra que es
Prototókos, es decir el primer nacido, palabra que la encontramos además en Romanos
8:29, Colosenses 1:18, Hebreos 1:6, 11:28 y 12:23.
Otro versículo que causa
controversia es Apocalipsis 3:14, donde se señala que Yeshua es el principio de
la creación de Dios, aquí en lo personal he escuchado muchas interpretaciones
que intentan explicar el dogma cristiano, como señalando que a lo que realmente
se refiere es que es la “fuente” de la creación, lo cierto es que las
escrituras no se refieren a eso, ¿Que nos dice el griego?, veámoslo:
“Y escribe al ángel de la iglesia
en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de
Dios, Dice esto:” (Apocalipsis 3:14)
Principio,
es la palabra griega arje,
cuyo significado es principio,
no fuente, se puede traducir también como primero, pero también puede significar
poder, dominio o gobernante. Arje proviene
de arjomai, cuyo significado es comienzo en orden de tiempo, la palabra arjo
por su parte significa ser primero en rango político en poder, gobernante; y arjon
significa principal, príncipe soberano gobernante, hombre principal.
El arje
no es un tema tan novedoso, si estudiamos la filosofía griega el arje nos va a
parecer siempre, pues era uno de los temas primordiales dentro de su filosofía
como objeto de estudio, tanto los filósofos presocráticos como los helénicos se
dedicaron a pensar en el arje de las cosas, es de decir en el origen de las
cosas, por lo que cuando se habla del arje, es un tema que podemos comprender
muy bien, lo mismo si hablamos de la virtud nos vamos a referir al areté, o
diversos conceptos que se entienden en un ámbito político o filosófico como Aristoi
o Politeia, el caso del arje era el motivo de estudio de filósofos como Tales,
Anaxímenes, Anaximandro o Heráclito, quienes se dedicaron a la búsqueda del
principio de las cosas, es decir su arje.
Si
comprendemos ciertos conceptos. No nos parecerá contradictorias las escrituras,
las que a simple vista parecieran decir una cosas, y al momento decir otra
distinta, las escrituras hacen la separación entre YHVH y Yeshúa, y eso lo
vemos en muchos pasajes:
“Acerca
de su hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David
según la carne, que fue declarado
Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad por la resurrección
de los muertos” (Romanos 1:3-4)
“a todos los que estáis en Roma, amados de Dios,
llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del
Señor Jesucristo. Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo
con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo.
Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el
evangelio de su hijo, de quien sin cesar hago mención de vosotros siempre
en mis oraciones” (Romanos 1:7-9)
“Fiel
es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su hijo Jesucristo nuestro Señor
(1 Corintios 1:9)
“Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor
Jesucristo. Bendito sea el Dios
y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de
toda consolación” (Corintios 1:2-3)
“Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre
que lo resucitó de los muertos)” (Gálatas 1:1)
“Para que el Dios
de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de
sabiduría y de revelación en el conocimiento de él” (Efesios 1:17)
Bueno así
como estos ejemplos hay muchos más donde vemos claramente la diferencia que
hace Pablo y los apóstoles, como el apóstol Juan que señala en su evangelio:
“Estas
cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha
llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como
le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a
todos los que le diste. Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti,
el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Yo te he
glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. Ahora
pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo. Con aquella gloria que tuve
contigo antes que el mundo fuese. (Juan 17:1-5).
El versículo
17 del Evangelio de Juan, es un pasaje hermoso de las escrituras, este extracto
que hemos tomado nos señala ciertos puntos que debemos considerar, por un lado
Yeshúa señala que le ha sido dado potestad sobre toda carne para que les dé
vida eterna, punto en el que vamos a extendernos en un momento, luego se dirige
a él como el único Dios verdadero, y a él mismo quien ha sido enviado, que lo
glorifique a su lado, y termina señalando aquella gloria que Yeshúa tuvo con el
Padre antes que el mundo fuese. Aquí vemos varios puntos que nos hablan de su
persona, es claro que Yeshúa estuvo con el Padre desde el principio, que ha sido
engendrado de él, y que va al Padre a sentarse a su diestra, pero hay un
concepto que resulta muy importante para comprender todo, y que al entenderlo
toma sentido las aparentes contradicciones que están en los evangelios y en las
cartas de los apóstoles, al Mesías le fue dada potestad sobre toda carne, para
que de vida eterna a todos quienes les han sido dado.
Él vino hasta
nosotros con una misión y la cumplió, Yeshúa señala a sus discípulos: “Toda
potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18), potestad es la palabra griega exousía, que significa
privilegio, autoridad, jurisdicción, poder. Y esta es la clave para comprender
la forma en que se refieren los apóstoles sobre el Mesías, retrocedamos un poco
en la historia, el Evangelio de Mateo nos señala que después del bautismo de
Yeshúa, donde el Padre le dice: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo
complacencia”, después de ello Yeshúa es llevado al desierto donde es tentado
por Satanás, una de las tentaciones dice lo siguiente:
“Otra vez lo
llevó el diablo a un monte muy alto y le mostró todos los reinos del mundo y la
gloria de ellos, y le dijo:
- Todo esto te
daré si postrado me adoras. Entonces Jesús le dijo:
- Vete, Satanás,
porque escrito está: “Al Señor tu Dios adorarás y solo a él servirás” (Mateo
4:8-10)
¿Cómo podía
Satanás ofrecerle los reinos del mundo a Yeshúa?, se los ofreció porque le pertenecían,
como señala el apóstol Pablo a los corintios él es el dios de este siglo (2 Corintios 4:4), o Aión, que significa Era o edad,
Satanás es el dios de esta edad, ¿pero cómo puede ser eso?, al principio Adán
falló en la misión que le entregó el Señor y a través de él como señala Pablo
todos mueren (1 Corintios 15:22), Satanás tomó el control de todos los reinos y
se transforma en el dios de este mundo, y esos reinos se los ofrece a Yeshúa,
pero él los rechaza y le coloca la palabra de YHVH en frente con lo cual
Satanás se aleja de él. Yeshúa vencería al dios de este mundo como la escritura
lo señala, y al triunfar sobre la muerte tomaría el control de todos aquellos
reinos que Satanás se había apropiado, una vez que ha vencido, Yeshúa, nuestro
mesías se transforma en el Dios de este mundo, el apóstol Juan señala:
“Sabemos que
somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno. Pero sabemos que el Hijo
de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es
verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el
verdadero Dios, y la vida eterna". (1 Juan 5:19-20)
Yeshúa es el
verdadero Dios, no Satanás, que había usurpado ese trono que le pertenecía al
Hijo de YHVH. Por eso están en lo cierto los Apóstoles cuando señalan como Dios
a Yeshúa, es el Dios verdadero, no uno falso como Satanás, a Yeshúa le ha sido
dada la potestad sobre el mundo y de dar vida eterna;
“Aguardando la
esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y
Salvador Jesucristo” (Tito 2:13), dice Pablo en su carta a Tito, pues
estamos esperando su venida y su manifestación para tomar el control total de
un mundo que ha de gobernar con vara de hierro como lo menciona el Salmo 2.
El apóstol Pedro
nos dice en su segunda carta:
“Simón Pedro,
siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de
nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la
nuestra: Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de
nuestro Señor Jesús” (2 Pedro 1: 1-2)
En este último
versículo pareciera que existe una contradicción primero le dice Dios, y luego
hace la distinción entre el Padre, como Dios, y nuestro Señor Jesucristo, pues
a la luz de las escrituras y entendiendo su contexto, podemos determinar que en
realidad no hay contradicción como lo hemos visto, a Yeshúa le fue dada toda
potestad en los cielos y en la tierra por su triunfo sobre la muerte, de esta
manera podemos comprender también lo que le señala Pablo a los Filipenses:
“Él, siendo en
forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino
que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los
hombres. Más aún, hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por eso Dios también
lo exaltó sobre todas las cosas y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los
cielos, en la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que
Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2: 6-11)
Yeshúa se despojó
de la gloria que tuvo al principio, y se hizo semejante a los hombres, rechazó inclinarse
ante Satanás, con su triunfo ante la muerte el Padre lo exaltó sobre todo y será
Satanás quien se incline ante Yeshúa, las escrituras nos dan un ejemplo, que
era una sombra de lo que pasaría siglos más tarde, Moisés debía presentarse
ante el Faraón, el relato nos dice:
“YHVH dijo a
Moisés: Mira, yo te he constituido dios para Faraón, y tu hermano Aarón será tu
profeta” (Éxodo 7:1)
Evidentemente
Moisés no es dios, pero el Padre le otorgó toda su autoridad y Moisés pudo
presentarse ante el dios del mundo, que era el Faraón, con toda la autoridad que
le había sido otorgado, y de esa manera realizó todas las señales que el Padre
le dio que hiciese, y Moisés logra liberar a su pueblo que estaba esclavizado
en Egipto, y frente al mar rojo cuando parecía que todo estaba perdido “Moisés
dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que YHVH hará hoy con vosotros” (Éxodo 14:13), se
abre el mar y pueblo lo cruza hacia su libertad. La palabra hebrea utilizada
por Moisés para salvación es YESHÚA,
él es la salvación de su pueblo, Yeshúa vino a liberar a su pueblo que esta esclavizado
en el mundo, donde ha perdido toda su identidad, y donde ha muerto, y el Padre le
ha dado toda autoridad para que nos de vida eterna, y nos haga pasar por las
aguas para emerger hacia una nueva vida.
Es verdad que
para los judíos ese Mesías que ha sido revelado aún continúa oculto, es evidentemente
que los judíos van a rechazar al Jesús que proclama el cristianismo debido que
es una persona que muy poco tiene que ver con ellos, el Mesías debe ser judío,
y el Jesús que ha presentado el cristianismo está muy lejos de eso, justamente
por la imagen que se ha determinado de él en el Concilio de Nicea que ha
perdurado hasta nuestros días, aunque el hecho que los judíos no lo reconozcan también
está escrito que así sería, pero difícilmente van a aceptar a un Mesías con
costumbres más griegas que hebreas y que poco tiene que ver con su cultura, sin
embargo ya llegará ese momento donde vean a su Mesías tal como lo describe el
pasaje de Zacarías 12:10.
Yeshúa no es ese rey dios que nos enseñó el
paganismo, el verdadero trasfondo de las escrituras y de las enseñanzas de
Yeshúa cuesta entenderlas si las leemos con ojos occidentales, Yeshúa está muy
por sobre aquellas ideas paganas que lo sitúan como parte de una trinidad que
en las escrituras no existe, pero que si existen triadas de dioses en todas las
culturas antiguas y que el cristianismo niceano católico hizo suya, ciertamente
no cabe duda que nuestro entendimiento es demasiado limitado para comprender
toda la trascendencia que tiene el Mesías, quién estuvo en el seno del Padre
desde el principio, por quien fueron hechas todas las cosas, que se hizo
hombre, que venció la muerte, que recibió toda potestad sobre los cielos y la
tierra, que esta sentado a la diestra del Padre y volverá para juzgar los
reinos de la tierra y reinar por mil años con toda la autoridad que el Padre le
ha otorgado.
Dejamos hasta acá este estudio, que ha sido
realizado a la luz de las escrituras y con todo el respeto por ellas, siempre recomendamos
que investigues bien todos los temas, y no te quedes sólo con lo aquí se dice,
sed como los hermanos de Berea quienes escudriñaban cada día las escrituras
para ver si estas cosas eran así.
Que
la bendición de YHVH este sobre ustedes.
Gabriel Elías.