“Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis
aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán
entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y
muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el
amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mateo 24:9-13)
Sin
lugar a dudas, los tiempos que vivimos en la actualidad han cambiado
drásticamente, en muy poco tiempo el empoderamiento de la sociedad sobre una
inmensidad de demandas de los más variados grupos ha tomado una fuerza
inusitada y cada uno de ellos reclama su lugar en una sociedad que
completamente confundida ya no sabe qué dirección tomar, pero esta condición de
nuestra sociedad ya estaba prevista con antelación, en el libro de Apocalipsis
en su capítulo 3 podemos leer una carta dirigida a una congregación en Laodicea,
carta que viene a representar la última congregación, del último tiempo antes
de la restauración de todas las cosas. Esta carta toma mayor relevancia y cobra
todo el sentido al reconocer una sociedad que a la luz de los hombres está
alcanzando su máximo nivel de evolución, pero que a la luz de las escrituras
esta su fase máxima de descomposición, muchas iglesias intentan alzar su voz
frente a una realidad que les ha golpeado en la cara, pero ante su ceguera
ellos no son capaces de percibir que parte importante del estado de nuestra
sociedad es de su propia responsabilidad, el capítulo 24 del Evangelio de Mateo
nos señala que “muchos falsos
profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el
amor de muchos se enfriará”, este es un versículo que no se ha estudiado
correctamente, en este blog ya hemos realizado un estudio donde hemos hablado
del significado de maldad como aparece en este versículo o de iniquidad como
aparece en otros versículos, pero que se refiere a una misma palabra que es el
vocablo griego “Anomia”, palabra que describe la transgresión a la Ley de YHVH,
literalmente anomia significa “sin ley”, se nos habla en este versículo que por
la transgresión a la ley el amor de muchos, ese amor afectuoso, benevolente,
ágape como señala el texto griego, se enfriara, el apóstol Pablo señala en su
discurso de despedida de Mileto:
“Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros
lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán
hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos”.
(Hechos 20:29-30)
Aquello que ocurre al
interior de las iglesias que ha destruido a millones de personas ha dejado en
descredito a una institución que hoy se presenta sin ninguna moral ante una
sociedad que vaga sin rumbo pero de la cual la iglesia no significa ninguna
guía, ni social ni moral, contrariamente los diversos grupos sociales que
claman por sus reinvincaciones apuntan a los grupos religiosos, con justa
razón, como la propiciadora de los mayores males de nuestra sociedad. Tal como
lo señala el apóstol Pablo, entraron en las congregaciones lobos rapaces,
falsos profetas que destruyeron al rebaño, y muchos continúan ahí,
desorientados sin conocer su verdadero destino, engañados por falsas promesas y
falsas doctrinas, doctrinas que solo representan a un discurso capitalista, que
es el discurso hegemónico y de la cual la iglesia, consiente o
inconscientemente se ha hecho parte pensando que siguen una verdad, la verdad
es que se han apartado de la Ley de YHVH, siguiendo falsas enseñanzas, enfriándose
de esta manera aquel amor que proviene de nuestro Padre, y cayendo en manos de
lobos rapaces que han terminado por devorarlos. Mientras esta falsa concepción
del pueblo de YHVH que es la iglesia continua devorándose asimismo, en las
calles, en el mundo real, el mundo se expande y copa todos los lugares bajo las
demandas que cada uno considera que le son lícitas, el mensaje a esta última
congregación, que como se dijo representa a esta última parte de la historia, es
contundente:
“Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna
cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre,
ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí
compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para
vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con
colirio, para que veas”. (Apocalipsis 3:17-18)
Esta falsa concepción del
pueblo de YHVH que es la iglesia, se enfrenta a esta realidad, una iglesia que
se considera rica, desconociendo una realidad que le golpea en su propia cara,
es desventurada, miserable, pobre, ciega y desnuda, que nada tiene que hacer
frente a un mundo convulsionado, y lo que es peor no tiene ninguna autoridad y
ninguna moral para detener el avance irrefrenable de una sociedad empoderada, y
ante su descrédito pocas opciones le quedan, la más sensata para ellos quizás
sea adecuarse a los ideales contemporáneos, idea que no es muy descabellada,
pues es lo que ha hecho sin pudor todo el último tiempo, el discurso de las
iglesias actuales está muy lejos de representar la fidelidad a las escrituras,
es tan sólo una representación del discurso dominante de esta época, como se
dijo anteriormente, no son más que representantes del discurso capitalista que
domina todas las áreas del que hacer de la humanidad, y la iglesia engañada, embelesada
frente a un mundo que le ha seducido le ha entregado su alma, y la de sus
feligreses, a esta sociedad que se dirige directamente hacia el abismo. El
destacado filósofo francés Gilles Lipovesky, quien ha estudiado de gran manera a
nuestra sociedad contemporánea, señala acertadamente que “estamos en un momento en que todos los ingredientes de la vida están en
crisis, desestabilizados, faltos de coordenadas estructuradoras. Iglesia,
familia ideologías política, relaciones entre los sexos, consumo, arte,
educación: ya no hay ni un solo dominio que escape al proceso de
desterritorialización y desorientación. La cultura-mundo o planetaria hace
estallar todos los sistemas de referencias, borra las fronteras entre “ellos” y
“nosotros”, la guerra y la paz, lo próximo y lo lejano, vacía los grandes proyectos
colectivos de su capacidad de atracción, trastoca sin tregua las formas de vida
y las modalidades de trabajo. Bombardea a los individuos con informaciones tan
pletóricas como caóticas. De ahí se sigue un estado de incertidumbre, de
desorientación sin precedentes, generalizado, casi total”. [1]
Las palabras de Lipovetsky
logran resumir la condición de una sociedad que ha logrado superar todo el
orden establecido, para imponer un tipo de cultura que está “consumiendo”
nuestra sociedad, profundizando el quiebre de todos los paradigmas para imponer
nuevos valores que están asociados al mercado, a la tecnología, al consumismo,
al individualismo, al hedonismo, a la industria multinacional del
entretenimiento y las comunicaciones, y tal como señala el propio Lipovetsky el
mundo ha entrado en un proceso de inseguridad identitaria y psicológica, “Son
lógicas estructurales que contribuyen a difundir por todo el planeta una
cultura común, objetivos y modos de consumo similares, normas y contenidos
universales, esquemas de pensamiento y de conducta que no tienen fronteras”.[2]
Pero esta iglesia ramera e
impostora no es capaz de visualizar todo esto en lo cual el mundo se ha
sumergido, en su confusión no hace más que buscar un lugar de aprobación para
este mundo global, son otros quienes dejan en evidencia la situación que aqueja
a nuestra sociedad, son otros quienes ayudan a abrir los ojos a los pocos que
pueden escapar del embrujo, de la incertidumbre y de la desorientación, y al
hablar de embrujo no lo hago alegóricamente, magistralmente se ha logrado
homogenizar toda nuestra cultura como un velo que ha caído sobre los individuos
cegándolos de la realidad, imponiendo modelos de conducta y esquemas de
pensamiento para un mundo ficticio, pero donde les han usurpado su propia
identidad. El desafío de los hijos de YHVH es grande para estos tiempos, ciertamente
se acercan aquellos momentos donde los verdaderos creyentes e hijos de YHVH
deberán enfrentarse a los momento más oscuro de la historia, y como señala el
libro de Mateo, “entonces
os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las
gentes por causa de mi nombre”
(Mateo 24:9). Por haberse multiplicado la maldad, la anomia, por haberse
multiplicado la transgresión de la Ley de YHVH, aquel amor benevolente que
proviene de YHVH se enfriará, de esta manera la sociedad, producto del vacío en
el que ha caído, de aquel nihilismo pasivo que no ha hecho más que llenar de
desesperanza al hombre contemporáneo, aborrecerá la palabra de YHVH y nosotros
mismos quienes seguimos su palabra seremos igualmente aborrecidos ante las
multitudes por causa de su nombre.
Lo
que la filosofía contemporánea se ha dedicado a estudiar, la característica de
un hombre desesperanzado, las escrituras también lo habían anticipado, ellas
nos hablan de este último hombre de la historia, el cual está inserto en un
mundo de oscuridad y que se lanza a la conquista de los objetos y también a la
conquista de sus derechos, aquellos que en su transgresión consideran que les
son propios, no es azaroso lo que ocurre en la actualidad y las escrituras nos
dan cuenta de ello, aquella congregación en Laodicea es el reflejo de nuestra
actual sociedad, el Mesías está a la puerta y llamando, está fuera de esta
sociedad en la cual no es tomado en cuenta, ha sido rechazado por una sociedad
que con sus manos desea luchar por sus conquistas, de igual forma esta iglesia,
que es el símil perfecto de la sociedad en la que está inserta, el Señor está
fuera de este mundo y fuera de aquella iglesia apostata llamando y si alguien
le escucha Él entrará y cenará con ellos en medio de aquella de oscuridad que
les gobierna para iluminar su conciencia.
Pero
donde está la relación de esta característica contemporánea de las luchas
sociales con el mensaje a esta congregación que es el último mensaje, para esta
última etapa de la historia? En su propio nombre, Laodicea proviene del vocablo
griego Laodikeus, que a su vez viene de las palabras “Laos” cuyo significado es
“Pueblo” y “Dike” cuyo significado es “Derechos”, derechos relativos a la
justicia, es que todos los grupos sociales han salido a las calles a luchar por
alcanzar los derechos que les parecen justos, aquellos grupos buscan que les
haga justicia, pero en su lucha no existe la invocación a YHVH, para ellos aquellas
viejas historias son sólo una fábula. El hombre tomando justicia por sus
propias manos ignorando a un Dios que lucha por su pueblo, recordemos un
ejemplo, entre muchos de los que están escritos, como es el caso de la batalla
contra los amorreos donde Josue los vence por la mano de YHVH, dice la
escritura:
“Y no hubo
día como aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido YHVH a la voz de
un hombre; porque YHVH peleaba por Israel”. (Josué 10:14)
A
pesar que YHVH puede pelear por su pueblo, ir delante de él y alcanzar las
conquistas que desee, es desechado por esta sociedad que no solo lo ha
expulsado, el hombre contemporáneo ha matado a Dios, y la iglesia lo ha
expulsado de su congregación, según lo que nos dice Apocalipsis 3:20
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si
alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”.
Por
los motivos que se han expuesto, por la condición de nuestra sociedad, por el
asesinato de Dios por parte de ella, es que el amor de muchos se ha enfriado,
viene los tiempos más peligrosos de nuestra historia, y la rebelión del hombre
ante su creador está alcanzando su clímax, pero el salmo 2, como lo hemos
descrito en otros artículos, nos describe de manera soberbia este momento, la
traducción para la Biblia en lenguaje actual, nos da un panorama mucho más
claro, él nos señala:
¿Por qué se rebelan contra Dios las
naciones y los pueblos? ¿Por qué estudian la manera de luchar contra él y
contra su rey? ¡Inútiles son los planes de los reyes de este mundo! ¡Quieren
acabar con su poder! ¡Quieren librarse de su dominio! Pero Dios desde su trono
se ríe y se burla de ellos. Luego se
enoja y los reprende, se enfurece y los asusta.
Los amenaza diciendo:
«Ya elegí al rey que gobernará desde el monte Sión, que es mi montaña santa».
Los amenaza diciendo:
«Ya elegí al rey que gobernará desde el monte Sión, que es mi montaña santa».
Voy a dar a conocer lo que Dios ha
decidido.
Él me dijo: «Tú eres mi hijo; desde hoy soy tu padre.
¡Pídeme lo que quieras! Te daré como herencia las naciones; ¡todo el mundo será tuyo!
Gobernarás a las naciones con mano de hierro; ¡las destrozarás como a ollas de barro!»
Él me dijo: «Tú eres mi hijo; desde hoy soy tu padre.
¡Pídeme lo que quieras! Te daré como herencia las naciones; ¡todo el mundo será tuyo!
Gobernarás a las naciones con mano de hierro; ¡las destrozarás como a ollas de barro!»
Ustedes los reyes, pónganse a pensar; déjense
enseñar, gobernantes de la tierra.
Adoren a Dios con reverencia; y con alegría ríndanle culto.
Adoren a Dios, para que no se enoje, pues fácilmente se enfurece, y podría quitarles la vida. ¡Dios bendice a todos los que en él confían![3]
Adoren a Dios con reverencia; y con alegría ríndanle culto.
Adoren a Dios, para que no se enoje, pues fácilmente se enfurece, y podría quitarles la vida. ¡Dios bendice a todos los que en él confían![3]
Toman
mayor sentido las palabras de nuestro Mesías de acuerdo a como somos testigos
del rumbo que ha tomado nuestro mundo, el engaño es total, y muchos caerán en
su embrujo, más el que persevere
hasta el fin, éste será salvo.
Se ve un horizonte
demasiado oscuro, pero mientras más oscuro, más pronto viene el amanecer, por
tanto ”Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra
cabeza, porque nuestra redención está cerca” (Lucas 21:28)
Gabriel Elías
Gabriel Elías
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