Una macabra historia reveló ayer el presunto jefe del cártel mexicano del narcotráfico “
Según su declaración, contó que en una ocasión reunieron a cerca de 40 futuros sicarios para ser iniciados. “Pusimos a prueba a toda la gente que va entrando. Hicimos que mataran a gente (elegida al azar al parecer), que los degollaran y los descuartizaran y todo”, informó AP.
Agregó que posteriormente se llevaron los cuerpos a la “cocina” (un pozo) para que el “cocinero” los cocine y desaparezca todo (quemándolos)”.
Las víctimas, que según el jefe de “
El objetivo de tal macabra conducta, prosigue quien también fuera ex policía, “es para que la gente nueva que va entrando vaya perdiendo miedo al cortarse un brazo o lo pongan a cortar un brazo, una pierna o algo”.
Esta noticia aparecida los primeros días de julio y que ocupó un pequeño espacio dentro de los periódicos llama poderosamente la atención y de la cual, tengo la convicción que es solo la punta de una realidad que es mucho más mortífera. Todo esto es una imagen de la condición de una sociedad que parece ir directamente a un precipicio, resulta profundamente triste ser de alguna manera testigo de la absoluta falta de respeto por la vida de los hombres, esa misma vida que significo tanto para Dios, que fue capaz de dar a su hijo, a su único hijo justamente en rescate de aquellas vidas que el propio hombre menosprecia.
Todo esto es una señal más de la venida de nuestro Mesías, el nos lo dijo: “Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre”. (Mateo 24:37).
¿Cómo eran los días de Noé?, “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en
La maldad del hombre pareciera no tener límites en nuestros días, muy lejos de su creador, el hombre de esta sociedad en la que vivimos tienen intereses que solo son temporales, no se dan cuenta que son como la arena, que se escurre entre los dedos y o se la lleva el viento, el poder, el dinero, las influencias, solo sirven para satisfacer los deseos carnales, y que lleva a cometer los más deleznables crímenes en pos de obtenerlos, no se darán cuenta que más pronto que tarde deberán enfrentar un destino del cual no podrán escapar, como dijo el Señor ahí será el llanto y el crujir de dientes, cuando vean que están excluidos del reino de Dios (Lucas 13:28). Las escrituras nos advierten de la condición del corazón humano en los postreros días:
“Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”. (Gálatas 5:19:21)
“También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.
Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios”. (2 Timoteo 3:1-4)
Desafortunadamente, o afortunadamente, somos testigos privilegiados del cumplimiento de las escrituras ante nuestros propios ojos. Ciertamente la venida del Señor esta cerca, muy cerca, a las puertas… y muy pronto sonará la trompeta…
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