lunes, 27 de marzo de 2017

LA MUERTE DE DIOS ¿HA MUERTO DIOS? II PARTE


III PARTE
IV PARTE

El hombre en la búsqueda de un sentido de su existencia ha recorrido muchos caminos que lo han llevado por distintas visiones de una realidad o distintas ideologías para comprender y transformar su entorno en busca de un sentido de plenitud que le ha sido esquivo. El desarrollo de la sociedad en el momento histórico en que vivió Friedrich Nietzsche fue relativamente rápido, la historia había parecido paralizarse durante trece siglos que abarca el periodo histórico que conocemos como Edad Media, los avances en este período fueron muy pocos, debido al sometimiento del pensamiento hacia el cristianismo y hacia una Iglesia Católica que se erguía como la gran señora que dominaría este extenso período de la historia universal. La discusión que se había dado en la Edad Media entre fe y razón poco a poco comienzan a transformarse, a partir de San Agustín la razón había quedado sometida a la fe, y debíamos entender nuestro entorno a partir de ella, en el siglo XIII aparece en la historia Santo Tomas de Aquino, y su legado va a significar un cambio en el razonamiento que había dominado a la humanidad por mil años, a partir de Santo Tomas se le otorga cierta autonomía a la razón por sobre la fe, sin embargo no tenemos aún una plena ruptura entre teología y filosofía, esta última aún estaba sometida a la primera.

En el siglo XVII va a aparecer un hombre que comenzaría una definitiva revolución en el pensamiento humano. Rene Descartes a través de su razonamiento, descubre la subjetividad, al pensar y dudar de su realidad inicia un camino que a partir de entonces ya no se detendría y que se encargaría de transformar todo el devenir del ser humano. Descartes a través de su filosofía dejaba atrás toda una era, dominada por la fe por la sobre la razón, para dar la entrada hacia el humanismo desde donde el hombre saca a Dios de la centralidad y se coloca así mismo en ella, a partir de entonces es el hombre el centro y el protagonista de la historia, es a partir del hombre que ahora podemos entender todo lo que hay en el mundo, el hombre puede pensar y razonar, y es a partir del pensamiento que el hombre descubre el mundo que le rodea. Al descubrir la subjetividad Descartes da cuenta que no existe un solo pensamiento que explica todo y a través del cual tengamos que regirnos todos los hombres, “Pienso – dice Descartes- luego existo”, pero Descartes se planteaba a pesar de esta subjetividad, que el no podía dudar de la existencia de Dios, sin embargo ¿cómo explicaba su existencia?, desde el pensamiento Descartes sólo podía explicar la existencia de Dios desde la perspectiva que en él existía una idea de perfección,

“Después de esto, reflexionando sobre aquello de que dudaba, y que por consiguiente mi ser no era todo perfecto – pues yo veía claramente que es mayor perfección conocer que dudar -, traté de buscar de donde yo había aprendido a pensar en algo más perfecto que lo que era yo y conocí evidentemente que debía ser de alguna naturaleza que fuera efectivamente más perfecta”. (Discurso del Método, Rene Descartes)

Pero de ¿donde venia esa idea?, el se reconocía un ser imperfecto, si tenía esa concepción era porque un ser perfecto había colocado esa idea en él. A pesar de esta defensa que realiza Descartes sobre un ideal de Dios, con su descubrimiento esta idea también quedaba en entredicho, Descartes al descubrir la subjetividad abrió una puerta que ya no volvería a cerrarse.



El descubrimiento de Descartes va a extenderse y el racionalismo e iluminismo vienen a ocupar el lugar que en el medioevo le perteneció a la fe, grandes pensadores van a surgir, Rousseau, D’Alambert, Voltaire, Diderot, esta revolución en el pensamiento muy pronto dará a luz un hijo, la Revolución Francesa. Este en un momento de inflexión en la historia de la humanidad, la Revolución Francesa es la manifestación de que quien hace la historia ahora es el hombre, en la Edad Media el hombre común no se atrevió a cuestionar el orden que estaba establecido, Dios otorgaba el poder a los reyes y eso no se cuestionaba, pero la revolución que había iniciado Descartes lleva al hombre a tomar conciencia de su realidad y de su lugar y de esta manera toma por asalto el poder, despedazando la idea de que el rey poseía el poder por un derecho divino.

Con Descartes se produce la ruptura con el pensamiento medieval, y es el hombre  ahora quien pasa a protagonizar y hacer la historia; sin embargo no fue Descartes quien dio el paso definitivo hacia la transformación en el pensamiento, este paso se dio con el filosofo alemán Immanuel Kant, el gran cambio en la filosofía de Kant, es que ahora parte del sujeto, y es el sujeto quien le da forma a los objetos, es decir el hombre va a comprender su entorno y va a darle la forma que el entiende, es el hombre ahora quien establece una realidad entorno a su espacio y tiempo, a partir de la filosofía de Kant es el sujeto (hombre) quien construye al objeto y a su realidad, la que se construye ahora a partir del sujeto, la experiencia posible de Kant es que es el sujeto, el hombre, quien le da forma a las cosas.

Descartes tenía solo la certeza del yo, de su propia subjetividad, para entender todo lo demás, todo el entorno que le rodeaba acudía a Dios, las respuestas que no podían responderse a través de su razonamiento, que podía resultar incomprensible, que no podía conocer, lo podía comprender a través de Dios, aquel Dios que en esencia era bueno, no podía engañarlo y Descartes sólo podía confiar en Él.

Kant por su parte, da un paso más allá y decisivo en el desarrollo del pensamiento posterior, el hombre necesita conocer su entorno, necesita conocer las cosas que están afuera, de esta manera va a ser el hombre quien le da una forma a aquellas cosas que conoce, pero aquella forma es aquella que el hombre necesita, y en este ejercicio, a diferencia de Descartes, Kant no necesita de Dios, para Kant el hombre va a construir su mundo de acuerdo a lo que el conoce, es el hombre quien construye su mundo, esto es la experiencia posible, lo que puede crear con lo que conoce, aquello que no conoce a Kant no le interesa.

La subjetividad que había descubierto Descartes, en Kant genera una realidad y a partir de ella el hombre construye su mundo, el pensamiento medieval comienza a quedar muy lejos en el tiempo, y en Kant despega hacia la construcción de mundos propios de acuerdo a cada experiencia, de acuerdo a cada realidad, el hombre le da forma a su mundo, y como dijimos anteriormente lo que no puede conocer no le importa a Kant. El idealismo de Kant, va a ser criticado más adelante por el materialismo histórico de Marx, pero esa es otra historia


Para mediados del siglo XIX la fe en el Dios cristiano, considerando que en Dios se basaban todos los aspectos de la vida del hombre más allá del aspecto religioso como la política, la moral, la ciencia, entre otros, comienza a diluirse, el pensamiento racional y humanismo ha desplazado de los aspectos primordiales de la vida humana esa idea de Dios, el pensamiento de Nietzsche viene a dar cuenta por lo tanto de una situación que era palpable en aquel momento, Nietzsche por lo tanto en su razonamiento, de acuerdo a su contexto histórico, tenía razón, ¡Dios había muerto!, y había muerto porque el hombre lo había matado. El nacimiento del modernismo trajo consigo este concepto, la entrada al modernismo trae consigo la muerte de Dios, el hombre ha entrado ahora en una época de razonamiento y capacidades que en las épocas anteriores no había tenido acceso, por lo que ahora el hombre se desliga de la idea de Dios y toma el camino que él ha decidido seguir, la experiencia posible de la que habla Kant. Nietzsche ante una realidad innegable busca adelantarse antes que la sociedad que ha conocido caiga en el vacío ante la pérdida de los valores que el hombre había conocido y pierda de este modo el sentido de su existencia y de sus objetivos; es de esta manera que Nietzsche proclama el nacimiento de una nueva sociedad representada en esta imagen del niño que viene a construir algo nuevo y mejor, y elige a este profeta, llamado Zaratustra, que nos viene a enseñar estas nuevas verdades, sin embargo el hombre ante un mundo sin Dios se va a enfrentar a un mundo desesperanzado y desolado.

Esta última escena a la que el hombre deberá enfrentarse no tiene nada de nuevo, el hombre desde el principio de su existencia siempre ha buscado su camino, y aunque la búsqueda del conocimiento no es malo en sí, para el hombre esta búsqueda le ha llevado por caminos de dolor y desdicha, esta es una escena que ya encontramos en las escrituras, ellas ya nos habían hablado de esta condición, en el principio, en el libro de Génesis: 

“Y YHVH Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol del conocimiento del bien y del mal”. (Génesis 2:9)

El libro de Génesis en su segundo capítulo nos enseña que YHVH plantó un huerto en Edén, la palabra hebrea para HUERTO es GAN, cuyo significado es jardín o paraíso, de este huerto nace la idea de un paraíso terrenal, sin embargo esto toma mayor significado si entendemos el origen de esa palabra que proviene de GANAN, cuyo significado es cercar, proteger, amparar. YHVH hizo al hombre y lo puso en un lugar hermoso, un jardín o un paraíso donde tenía todo cuanto necesitaba, en este lugar el hombre iba a estar protegido, amparado, y al medio del huerto, como lo señala el capitulo 2 de génesis estaba el árbol de la vida, cuya imagen es la del Mesías, de quién mana la vida, y esa vida era la luz de los hombres, tal como lo señala Juan al inicio de su evangelio “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres” (Juan 1:4).

El hombre debía alimentarse de todos los árboles, y del que estaba al centro del huerto, del árbol de la vida, mas de uno no podía comer:

“Y mandó YHVH Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. (Génesis 2:16-17).

“Ciertamente morirás” le dice YHVH al hombre, ¿es Dios quien ha muerto, o es el hombre el que murió?, las escrituras parecen dejarlo claro. La historia que nos relata Génesis es conocida por todos, el hombre come del árbol del que se le había prohibido, y rechaza el árbol de la vida que estaba al centro del huerto, al hacerlo el hombre elije su propio camino, rechaza el cobijo y el amparo de Dios, para seguir su propio camino, las escrituras nos enseñan que desde el principio el hombre había rechazado a Dios, y esta es la historia central de las escrituras la que ha quedado graficada de manera magistral en una gran parábola registrada en el evangelio de Lucas: 

“También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.  No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.  Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Y volviendo en sí, dijo: !! Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! (Lucas 15:11-17)

La historia que nos relata el hijo prodigo, es la historia de la humanidad, que al abandonar el Edén ha vagado en busca de aquella plenitud que tuvo un día, pero que lejos de su creador no la encontrará, aunque vague por todos los rincones, aunque parezca haber encontrado la fórmula, aquella fracasará, el hombre se ha de enfrentar sólo ha desdichas y desventuras, soledad y vacío. El hombre se alejó de Dios, y fue en busca del conocimiento y en esa búsqueda ha vagado a través de las eras, lo que Zaratustra le predicó a los hombres al descender de la montaña no es una historia nueva, es una historia que se dio desde el principio de la creación, sin embargo esa historia encuentra su clímax en nuestra época, en esta época contemporánea, donde el hombre ha alcanzado los más grandes logros de su existencia, pero donde a la vez ha quedado prisionero de su racionalidad, y el siglo XX es su máxima manifestación, aquella racionalidad de la que tanto nos enorgullecemos nos dio como resultado Auschwitz, dos guerras mundiales, crisis económicas, explosiones atómicas, el racionalismo del que tanto nos hemos jactado nos ha mantenido al borde del abismo, en un peligro que lejos de menguar ha ido en aumento.


Si el hombre decide prescindir de Dios, buscará nuevos dioses a quienes adorar, no se quedará huérfano de divinidades, en la antigüedad, su exilio del Edén no se significó que abandonara las divinidades, el hombre se buscó a nuevos dioses a quienes adorar, y los adoró de acuerdo a sus necesidades, para una buena cosecha, para la prosperidad, para su seguridad ante los enemigos que amenazaban sus territorios, para la oscuridad, para la fertilidad, en fin, cantidad de dioses, para cuantas necesidades hubiesen.

El hombre ya había asesinado a Dios, aunque sin saberlo, era el hombre quien realmente había muerto.

Continuaremos con la tercera y última parte, hasta entonces…

Que la bendición de YHVH esté sobre vosotros…



Gabriel Elías. 

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