Ni se contaminarán ya más con sus ídolos, con sus abominaciones y con todas sus rebeliones;
y los salvaré de todas sus rebeliones con las cuales pecaron, y los limpiaré;
y me serán por pueblo, y yo a ellos por Dios.
Ezequiel profetizó sobre aquellos huesos secos que llenaban todo el valle, aquellos huesos secos, como analizamos en los capítulos anteriores, son la casa de Israel, quienes perecieron lejos de la presencia de su Dios, nuestro Mesías en su forma de cordero redimió a aquel asno salvaje y volvió a darle vida.
Hoy un gran pueblo a cubierto todos los rincones del mundo, la palabra de nuestro de nuestro Dios a llegado a todos los rincones del planeta, cumpliéndose la palabra de YHVH.
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. (Juan 10:25-28)