¿En que podemos creer?... o el fracaso de nuestra sociedad
Al mirar la fotografía que aparece arriba, me ha llevado a pensar sobre como nuestra sociedad ha venido fracasando en todos los ámbitos, aquella sola imagen me ha llevado a pensar como han fracasado cada uno de los paradigmas que han guiado nuestros destinos en los últimos siglos, uno a uno se han estrellado contra el piso y se han roto en miles de pedazos, por supuesto la culpa de ello es exclusivamente de nosotros, de nuestras propias acciones. Hoy nos enfrentamos a una sociedad absolutamente descreída, donde los valores que no hace mucho guiaban nuestros caminos, ya no son validos, valores en los que se ha dejado de creer y hoy ya no representan a gran parte de la humanidad, estamos en un momento histórico muy importante, donde un tipo de sociedad está culminando y estamos siendo testigos del nacimiento de una nueva, una sociedad que desea dejar atrás aquella manera de entender la vida, tal como hasta ahora la hemos entendido, aquella manera que hoy se cae a pedazos.
Sin duda que resulta muy fácil sentarse desde un estrado y criticar abiertamente el curso que lleva nuestra sociedad, pero lo cierto es que hemos llegado a un punto donde esta modernidad, que se ha desbocado, no tiene nadie que la contenga, nadie que la guíe, ningún ideal predominante que marque algún camino, como tampoco ningún personaje de relevancia mundial. Los paradigmas que como humanidad hemos dado vida, han fracasado, y nos ha correspondido ser testigos de ello, ante aquella realidad, ¿cómo volveremos a darle un curso a esta sociedad?, si hoy nos enfrentamos a uno de los momentos más críticos, donde todo esta en entredicho, donde todas las confianzas han sido destruidas, donde la ambición por el poder, por el dinero, por los placeres fáciles y desmedidos, han socavado todos los estratos de nuestra sociedad, en esta sociedad definitivamente queda poco en que creer.
Aquello que alguna vez le dio sustento a la sociedad hoy está caído, las sociedades han buscado ideales en los que encontrar el sentido de la existencia, y en su convivencia como sociedad, si retrocedemos en la historia, vemos que después que la Iglesia católica dominó todos los aspectos de la vida, en occidente, en aquel largo milenio que se le ha dado el nombre de Edad Media, el hombre buscó nuevas respuestas en el humanismo, en la inteligencia del hombre y más específicamente en el racionalismo, el hombre en base a su razón comenzó a darle forma a su mundo y a su manera de comprenderlo, vino entonces una etapa de gran explosión en el pensamiento, en las ciencias y en la tecnología, lo que dio paso a una revolución que cambiaría nuestra historia, la revolución industrial aceleraría la modernidad a la que el hombre estaba accediendo, quedaba de manifiesto que la razón del hombre nos abría nuestros caminos y nuevas posibilidades. Sin embargo, no todo fue color de rosa y este mismo progreso dio nacimiento a nuevas complejidades y a una nueva manera de entender el mundo, la realidad ahora aquejaba a los menos privilegiados, ante las problemáticas que afligían a la nueva clase social que el industrialismo daba a luz, surge un nuevo paradigma que vendría a definir el siglo XX, el Marxismo, que emerge con la promesa de traer al hombre igualdad en los derechos y en las oportunidades en esta nueva sociedad que nacía al ritmo de la industrialización. Como contraparte del marxismo tenemos otro paradigma, que había venido tomando fuerza a partir del siglo XVI, el Capitalismo, el que nos prometió prosperidad y mejores niveles de vida, hoy mirando desde lejos, podemos concluir que todo aquello fracasó, el racionalismo del que tanto nos jactamos de pronto se estrelló con dos guerras mundiales y dos bombas atómicas que no hicieron más que llenarnos de terror, el Marxismo fracaso en sus promesas de igualdad, y ha terminado literalmente derrumbándose, en la actualidad somos testigos como el capitalismo esta fracasando rotundamente al darnos cuenta que aquella prosperidad que prometía, esta reservada solo para un minúsculo grupo de poderosos. Se nos queda en el tintero otro gran paradigma, el cristianismo, aquel gran paradigma que ha dominado gran parte de nuestra historia occidental.
Hemos hablado en extenso en este sitio, sobre como las raíces originales de la fe fueron quedando en el olvido, y fueron reemplazadas por doctrinas paganas, las que convergieron finalmente en el año 325 d.C., en el Concilio de Nicea convocado por el Emperador Romano Constantino, con la finalidad de unificar el Imperio que había sido divido anteriormente por el emperador Dioclesiano en el año 285 d.C., con la finalidad de asegurar su supervivencia ante las diversas amenazas que a esas alturas enfrentaba el Imperio. Constantino sin embargo tenía ambiciones mayores, y busca concentrar todo el poder del imperio en su persona, vence primero a Magencio en Roma y luego a Licinio que ocupaba el sillón imperial desde Bizancio en el año 324 d.C., Un año después, ante las amenazas arrianas y otras visiones de una religión que comenzaba a tomar preponderancia, convoca a un concilio con la finalidad de unificar las posturas y crear una sola religión, una religión universal para su imperio, Constantino tuvo la gran virtud de unificar política y religiosamente al Imperio Romano, después que parecía fragmentarse definitivamente, logrando de esta manera el poder total, esta religión que surge de sus manipulaciones la hace "universal" en el imperio, es decir, Católica. El cristianismo que surge del Concilio de Nicea, y que dominó al mundo occidental principalmente, pues oriente quedaría en manos del Islam, ante su irrupción a partir del año 632 de nuestra era, es principalmente el que llega hasta nuestros días, en sus distintas variantes, católicas o protestantes, y que hoy fracasa rotundamente ante una sociedad que ha dejado de creer en sus dogmas principalmente por la propia corrupción de sus cimientos, el cristianismo que gobernó casi todos los aspectos de nuestra manera de relacionarnos, hoy ha dejado de representar a la gran mayoría de la población, quienes la ven como un enemigo que hay que destruir más que un modelo para seguir, pues hoy se asocia a represión, a violaciones, a pedofilia, a abusos de poder, a engaños sistemáticos, a estafas económicas, a mafia vaticana, a discriminación y a lo peor de nuestra sociedad.
Definitivamente asistimos hoy al derrumbe de todos los paradigmas que habían dado forma a nuestra sociedad contemporánea, definitivamente nuestra sociedad hoy es distinta de aquella que vio la luz a los sones de la Revolución Francesa, las instituciones que sirvieron de base para aquella institucionalidad, hoy se están destruyendo, se encuentran bajo el descrédito y la ruina, todos los organismos, los gobiernos, los políticos, los valores morales. una fotografía como la que se presenta al inicio de este artículo podría impresionarnos y causarnos escozor, pero la verdad es que no debiera sorprendernos, y no por acostumbrarnos a las nuevas normas, sino que por que aquello también refleja el fracaso de un sistema patriarcal que se volvió opresor, y que hoy ve la sublevación de las mujeres que han sido humilladas por él, y que hoy decide tomar las riendas de su destino, lejos del hombre que la ha sometido y maltratado, es la historia misma de la humanidad, sobre como los pueblos se sublevan ante la opresión de un poder que los subyuga, por lo que esta historia, no tiene nada de nuevo.
De esta manera asistimos hoy a una fragmentación de nuestra sociedad, donde ninguna verdad es absoluta, sino que existen muchas verdades que interpretan a diversos sectores de la sociedad, hoy ni la ciencia, ni el racionalismo, ni el comunismo, ni el capitalismo y menos el cristianismo, se elevan como el paradigma dominante, muy por el contrario, aquellas verdades comienzan a quedar en desuso, añejas y obsoletas, hoy surgen diversas verdades, tantas, cuantas personas puedan haber, cada quien cree su verdad, su propio paradigma, o se suma a nuevas mayorías que dan sentido a su existencia, ambientalistas, pandillas, homosexuales, lesbianas, satanistas, o la corriente que sea que le interprete y explique su entorno y su mundo, la que no necesariamente explica el mundo de quien tiene al lado. Aquellas verdades que sentaron las bases del modernismo, se han destruido, han fracasado, podemos decir certeramente que la modernidad ha fracasado, hoy en una sociedad posterior a esta modernidad, surgen nuevas verdades, verdades que por cierto, y como ya lo mencionamos, no son absolutas, la verdad de uno no tiene por que interpretar la del otro, sin embargo aquellas diversas formas van dando vida a esta nueva sociedad que emerge ante nuestros ojos, surge entonces el posmodernismo, sin embargo esta fragmentación de nuestra sociedad sufre también sus mutaciones, y nos enfrentamos a un proceso totalizador, las nuevas ideas se vuelven globales, y todas aquellas nuevas verdades, entran en un nuevo proceso que hoy llamamos globalización.
El evangelio de Mateo nos habla de una realidad, que hoy es absolutamente latente, nos dice el texto:
"Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre". (Mateo 24:37-39)
Cada quien estaba en lo suyo, se había perdido la fe, el hombre había olvidado a su creador, y los pensamientos de su corazón, como lo señala el texto en el capitulo 6 de Génesis, era continuo solamente al mal, nuestro mundo actual tiene un paralelismo importante con aquellos días, cada quien está en lo suyo, y por la propia acción del hombre, y de las grandes calamidades que esta han producido, el hombre se aleja de Dios, siguiendo sus propias maneras de entender la vida, hoy si analizamos el siglo XX principalmente y lo que va del siglo XXI, esta actitud tiene cierta lógica, ¿en que se puede creer en nuestros días?, todo lo que el hombre ha levantado se ha ido derrumbando como un castillo de naipes, aquellas verdades que creímos absolutas, o que le dieron algún significado y dirección a nuestras vidas, ya no lo son más, ¿En que se puede creer entonces? el escenario es el descrito por el Mesías, "... cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?", la tierra se ha llenado de corrupción y violencia, como en los tiempos de Noé, y vino entonces la destrucción, en aquel tiempo nadie comprendió la lectura de los tiempos, tal como ocurre en nuestros días
En el evangelio de Lucas encontramos una parábola, sobre una viuda y un juez injusto:
"También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario.Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?" (Lucas 18:1-8)
Esa es una gran pregunta para nuestros tiempos, el fracaso de nuestra sociedad, el fracaso de los gobiernos de los hombres, los que han fracasado en todas sus variantes, han derivado en que el hombre pierda la fe que un día tuvo, la fe en sus sistemas económicos y políticos, la fe en las instituciones religiosas, la propia fe en Dios y en su Mesías, y como en los días de Noé, por la propia desobediencia de los hombres, vendrá el diluvio y nadie entenderá hasta que se los lleve a todos...