I PARTE
Esta última etapa de la historia del hombre sorprende
a los hijos de YHVH con grandes dificultades y grandes desafíos que afrontar,
con la destrucción de los valores morales instituidos en la Ley de Dios, es
poco lo que se puede hacer, emprender una lucha frente a una sociedad que se siente
libre de aquellas ataduras a esta altura de la historia parece resultar
estéril, de acuerdo a lo que hemos analizado a través de estos estudios, ha
triunfado el nihilismo pasivo, pues la humanidad no ha sido capaz de construir
una sociedad más virtuosa, y como consecuencia de ello el hombre ha entrado en
un estado de vacío frente a su propia existencia, a un estado de desesperanza
frente a las incertidumbres que le plantea esta sociedad contemporánea. La
sociedad que ha derivado de la infinidad de conflictos en los que el hombre se
ha sumergido ha significado el fracaso de su propio gobierno, el hombre rechazó
a Dios y decidió gobernarse a sí mismo desechando la guía de su creador, y en
ese camino ha probado todos los sistemas posibles y ha fracasado en todos
ellos, hoy el discurso dominante nos quiere hacer creer que hemos alcanzado la
cúspide de nuestra civilización, que hemos llegado al zenit de ella, que en
toda la historia del hombre nunca había alcanzado tal nivel de sofisticación y
adelantos en todas las áreas del saber, económico, tecnológico, político,
social, pero una muy maquillada sociedad se enfrenta hoy a su propia debacle y
a una decadencia que ya no tiene freno, el hombre ha experimentado la muerte en
medio de las ciudades que ha construido, en medio de las estructuras en las
cuales se ha sumergido, donde hoy el hombre es tan solo parte de una
estadística y sus propias problemáticas tienen nula relevancia. Como lo
explicamos en los capítulos precedentes, si Dios ha Muerto, la consecuencia de
ello es la muerte del propio hombre, esa muerte del hombre contemporáneo ha
quedado muy bien personificada en las series televisivas actuales donde se le
representa a los seres humanos como zombies en medio de una sociedad que se
destruye, es verdad ¡El hombre ha muerto! Y quizás aún no se ha enterado de
ello, ¿Pero todos los hombres han muerto?, y es aquí donde se puede plantear la
pregunta, sobre ¿Qué ocurre con el pueblo de YHVH? La muerte de los hombres es
un hecho concreto pero a pesar de ello aún queda esperanza, en el Evangelio de
Juan encontramos un hermoso pasaje donde nos relata la parábola del buen
pastor:
“De cierto, de cierto les digo que el que no entra al
redil de las ovejas por la puerta sino que sube por otra parte, ese es ladrón y
asaltante. Pero el que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. A él le
abre el portero, y las ovejas oyen su voz. A sus ovejas las llama por nombre y
las conduce afuera. Y cuando saca fuera a todas las suyas va delante de ellas;
y las ovejas lo siguen porque conocen su voz. Pero al extraño jamás seguirán;
mas bien, huirán de él porque no conocen la voz de los extraños”.
Jesús les dijo esta figura, pero ellos no entendieron
qué era lo que les decía. Entonces Jesús les habló de nuevo: “De cierto, de
cierto les digo que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que vinieron antes
de mí eran ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los oyeron. Yo soy la
puerta. Si alguien entra por mí será salvo; entrará, saldrá y hallará pastos. El
ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan
vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor
pone su vida por las ovejas”. (Juan 10:1-11)
La idea que el hombre ha muerto, no es una idea
exclusiva de este tiempo, las escrituras por cierto dan cuenta de ello (Génesis
2:17), el hombre murió al separarse de su creador, en nuestra serie “Las raíces de nuestra fe” ya explicamos como el pueblo de YHVH murió al no seguir su Ley y
apartarse de sus caminos siendo su castigo la muerte, pero al profeta Ezequiel
se le dio la visión de cómo a ese pueblo que había muerto se le volvería a dar
vida (Ezequiel 37:1-14), el Señor resucitaría a su hijo amado Israel, quienes
se habían transformado tan sólo en un sinfín de huesos secos; a estos, YHVH les
había dicho a través del profeta Oseas que por sus transgresiones no serían más
su pueblo, pero que sin embargo en el mismo lugar donde les fue dicho aquello,
vosotros no sois mi pueblo, les será dicho, pueblo mío y ellos dirán al Señor,
mi Dios (Oseas 1:10). Es el Mesías, en cumplimiento a lo señalado por YHVH,
quien ha venido para poner su vida por las ovejas, y para que tenga vida, como
lo señala el Evangelio de Juan, y para que la tenga en abundancia. Es verdad
que en estos tiempos nos enfrentamos a los mayores engaños que el hombre ha
debido enfrentar en toda la historia, pero es necesario comenzar a abrir los
ojos, que aquellos que aun duermen, despierten y puedan ver aquel engaño al que
son sometidos, el Señor nos advierte sobre la condición de la congregación al
final de los tiempos, envanecida en recursos y deseos materiales, envanecidos
en la conquista de las cosas, por sobre lo trascendente, en apariencias y
mentiras, y lo que es peor absolutamente segada frente a una realidad que esta
frente a ella, a esta congregación se le señala en el mensaje a Laodicea:
“Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro
refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y
que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio,
para que veas”. (Apocalipsis 3:18).
Esto lo señala el Señor debido a que la congregación
posee una condición espiritual lamentable, en el versículo anterior las
palabras son muy duras señalando:
Porque tú dices: yo soy rico, y me he enriquecido, y
de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado,
miserable, pobre, ciego y desnudo. (Apocalipsis 3:17)
Aquellas palabras no deben pasarse por alto, el mayor
peligro de estos tiempos está en las propias iglesias donde se congregan los
creyentes, esas han abandonado la palabra de YHVH para seguir ideologías de
hombres que justifican un sistema económico hegemónico, y que en estos tiempos
ha venido a dar sentido a nuestra existencia, y donde se es capaz de abandonar
todos los valores, para validar otros que el mundo desea. Lamentablemente, y
como lo hemos expuesto anteriormente, el protestantismo no es más la justificación
religiosa y la imposición de aquel sistema que aparentemente ha triunfado en el
mundo, y que es este capitalismo que está consumiéndolo todo, que nos
enceguece, que nos muestra una falsa realidad, y cuya doctrina sale desde los
púlpitos de falsos pastores engañando a millones de incautos que terminan con
sus vidas destruidas, “compra de mí oro refinado en fuego dice el Señor, para
que seas rico”, para que de verdad seas rico, y no pongas tu corazón en falsas
riquezas, riquezas terrenales que corrompen el alma, pero que es la riqueza con
la que sueña este mundo corrupto, y de la que la iglesia contemporánea se hace
parte, por lo tanto unge tus ojos con colirio, para que puedas ver. A este
sistema que ha inundado cada aspecto de nuestra vida le queda poco tiempo, el
juicio de YHVH ya está sobre ella, recordemos la imagen de un relato muy
conocido que lo encontramos en el capítulo 19 del libro de Génesis, en él se
describe la destrucción de dos ciudades, Sodoma y Gomorra. El sobrino de
Abraham, Lot, se había instalado en ella después de separarse de su tío, se situó
en la ribera del río Jordán y poco a poco se fue acercando hacia Sodoma hasta
habitar finalmente en ella. Sodoma debió haber sido una ciudad muy atractiva,
con mucho comercio y actividades de diversos tipos, pero como señala la
escritura llena de pecado, no muy distinta por cierto de las grandes ciudades
de hoy en día, a los ojos de sus habitantes debió ser una gran ciudad, incluso
los hijos de Dios habitaron en ella atraídos, posiblemente, por todas las
oportunidades y riquezas que ella podía ofrecer, lo cierto es que YHVH
determinó destruirla, graficando con ello la destrucción de todo una sociedad y
todo un estilo y sistema de vida, aunque antes de su destrucción sacó de ella a
un hombre justo y a su familia, para que no sea haga parte de sus pecados y de
su destrucción.
Esta misma imagen vemos que está escrita en un futuro
cercano para la gran ciudad que es el ícono contemporáneo de modelo de esta
sociedad consumista y capitalista que gobierna el mundo en la actualidad, y que
será motivo de otro estudio que publicaremos próximamente, las escrituras
señalan:
“Porque todas las naciones han bebido del vino del
furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella,
y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus
deleites. Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para
que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque
sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus
maldades”. (Apocalipsis 18:3-5)
Muchos protestantes citan este pasaje para referirse
a la Iglesia Católica señalando que deben salir de ella, ya veremos que esa
idea es falsa, lo cierto es que el pueblo de YHVH está cegado aún por las
riquezas y supuestas bendiciones de un sistema que los lleva directo a la
perdición, el llamado es que unjan sus ojos con colirio para que puedan ver, y
salgan de un sistema que hasta aquí los mantiene cegados. Estos tiempos que nos
ha correspondido vivir son en extremo peligrosos, y el desafío que tenemos
todos los hijos de YHVH es de una máxima complejidad, no es un tiempo fácil
para quienes decidan seguir a YHVH y a su Mesías, muy lejos de la prosperidad
que prometen las falsas congregaciones protestantes, que como señalamos no son
más que representantes de una doctrina económica y social dominante, los
creyentes deberán enfrentarse a una sociedad que no comulga con la Ley de Dios,
muy pronto quedara prohibida, explícita o implícitamente, toda manifestación de
aquellos valores que YHVH ha dejado por escrito, pues estos “viejos” valores se
estrellan frontalmente con una sociedad que ha decidido tomar un camino
radicalmente distinto del que YHVH nos ha señalado por todos los motivos que se
dieron en los capítulos anteriores, aquel pueblo de YHVH muy pronto quedara al
margen de la ley de los hombre la que está en absoluta oposición a la Ley de
Dios.
La muerte de Dios, cuya idea y consecuencias se
explicaron a través de estos estudios, derivó a su vez en la muerte de los
hombres, este concepto nos abre los ojos para comprender las características de
nuestra sociedad, y también de las expectativas que tenemos frente a ella, si
los hombres han muerto, los hijos de YHVH tiene las esperanzas intactas, pues
la esperanza está en su propia palabra y como lo señala la profecía de Ezequiel
37 y de Oseas 1, el pueblo de YHVH comenzará a ser resucitado, las escrituras
nos señalan también sobre aquellos hombres que están muertos, la diferencia
está en que aquel que es pueblo de Dios será resucitado, ese Israel que
continúa perdido en el mundo, siguiendo doctrinas extrañas, comiendo junto a
los cerdos, esta pronto a tomar conciencia de su situación, esta pronto a
despertar y darse cuenta que en la casa de su padre no pasará necesidades y
decidirá volver a Él, y el padre al verlo desde lejos saldrá a su encuentro y
lo recibirá con un abrazo, y dirá, mi hijo que estaba muerto, ha resucitado.
Concluimos aquí un estudio que nos ha llevado por las
implicancias de la decisión de los hombres de matar a Dios, una decisión que se
ha replicado en otros momentos de nuestra historia, y que siempre ha conducido
por el mismo camino, no es malo el conocimiento, muy por el contrario, es algo
que desde este propio sitio propiciamos, el problema del hombre es que al
acceder a cierto nivel de conocimiento, lejos de reconocer sus limitaciones, se
eleva hacia categorías incluso por sobre su creador, y en esa posición ha
tomado fatales decisiones como la de desecharlo y matarlo porque los hombres
han estimado que no necesitan de Él, pensando en que por sus propios medios
pueden construir una sociedad que exalte al hombre como la máxima expresión de
la creación, olvidándonos que tan sólo somos parte de la creación, una creación
especial, es verdad, pero que nunca estaremos al nivel de nuestro creador para
darnos un lugar que no nos corresponde.
Ante todas las problemáticas con las que nos desafía
este mundo contemporáneo, y que insisto, están muy lejos de las fantasías que
predican las iglesias actuales, tenemos la esperanza que nos regaló Yeshua el
Mesias, ante la muerte del hombre producto del sistema que ha engendrado, él
nos viene a dar vida, como lo señala el Evangelio de Juan
“Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”
“El principio de la sabiduría es el temor de YHVH; Buen
entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos”. (Salmo 111:10)
Que la bendición de YHVH esté sobre ti.
Gabriel Elías